Con Judimendi como punto de referencia no sólo geográfico, el proyecto de ARTgia dio sus pasos iniciales hace doce meses, tiempo en el que exposiciones, actividades, jornadas y programas de ayuda a artistas se han ido dando el relevo.
No son muchos pero sí significativos. A lo largo de esta crisis, que tanto sigue golpeando al sector cultural, Gasteiz ha asistido, en distintos barrios, al nacimiento de determinadas apuestas realizadas desde lo privado, centros de creación y difusión que, con sus características propias y diferencias entre sí, están consiguiendo que tanto la ciudad como el territorio no se vean abocados a la parálisis que ha caracterizado en estos años buena parte de la acción pública.
“Desde hace un año he dejado de ir a conciertos, obras de teatro… bueno, a casi todo. No tengo tiempo”, sonríe la artista gasteiztarra Irantzu Lekue. Lo hace entre las paredes de ARTgia, proyecto que ella misma puso en marcha hace doce meses desde la calle José Lejarreta con un cuádruple objetivo: el apoyo a los procesos creativos en cualquiera de sus fases: el trabajo en pro de los jóvenes, las mujeres y el euskera en la cultura contemporánea; el encuentro entre disciplinas y su posible fusión; y la relación estrecha con Judimendi dentro de la apuesta por enfatizar la cultura en los barrios.
“Estos meses han sido una aventura”, una apuesta sostenida en un modelo de gestión con una doble vía, tomando como ejemplo experiencias parecidas en Europa. Por un lado, está la sala en sí, “donde proponemos generar exposiciones, mostrar el trabajo de artistas, difundirlos y, en paralelo, generar diálogos e hibridación entre proyectos, intentado darles una continuidad para que no se queden aquí y puedan tener otras salidas”. En este punto, además, se enmarca el trabajo en el “ecosistema cultural”, en la relación con el entorno geográfico, que se ha plasmado de manera más palpable en la celebración del primer Sugar Kultur Fest. Por otro, está el camino desarrollado dentro del muralismo para la transformación social y la realización de instalaciones artísticas. Todo suma, también en lo económico, para conseguir mirar hacia el futuro.
“Uno de los aspectos más complicados está siendo abarcar todo el trabajo que, desde la gestión, supone ARTgia”, explica la artista, que en este aspecto comparte responsabilidad con Iñaki Landa. “Estamos viendo cómo mejorar este punto”, sobre todo porque este año de experiencia les ha mostrado que “nos llegan muchas más propuestas que no son expositivas de lo que pensábamos al principio”.
De todas formas, por si al espacio le faltaba algo, cabe recordar que también en este 2018 ha puesto en marcha dos líneas de ayudas a artistas. Por un lado, está EmART, destinada a fomentar la creación joven de las mujeres y cuyos tres proyectos seleccionados (los de Marina Suárez, Beatriz Perales y Sara Berasaluce) se están produciendo ahora para encontrarse con el público a partir de otoño. Por otro, está ARTgia da!, centrado en la visibilización de autores cercanos, que ya ha contado con Mario Paniego, que está mostrando ahora las producciones de Natalia Albéniz y que en octubre se completará con la exposición de Eduardo Alsasua. “Los artistas deben tener un apoyo tanto para la producción como para la difusión. Claro que es una apuesta económica y un riesgo pero merece la pena sacar una línea de becas”, que para este año cuenta con una aportación de INJUVE. De cara a 2019, con todo, la sala está evaluando cómo afrontar estas líneas de ayuda, sobre todo en el primer caso. Dependerá de las posibilidades de financiación.
PRÓXIMOS PASOS Otra de las funciones de ARTgia, sobre el papel, es la de ser taller de Lekue, aunque esto está siendo bastante más ocasional de lo previsto. “Aprovecho en los montajes y desmontajes”, apunta al tiempo que asegura que “el día a día está siendo tan intenso que el tiempo se va volando. Parece que las obras para convertir aquel agujero negro en este cuadradito blanco fueron hace cinco años, no uno”. Jornadas que se suceden casi sin darse cuenta en un Judimendi “muy dinámico”, desde el que “nos gustaría mucho poder generar una residencia, traer gente de fuera, hacer intercambios de lo local con el exterior, para atraer propuestas de otros lugares.
Tenemos propuestas para llevarlo a cabo con espacios con los que tenemos contacto en Burdeos, como es el caso, pero no es fácil”. Mirando al mañana también “me gustaría mucho contar con colaboraciones de otros profesionales relacionados con el sector artístico. Por ejemplo, estaría bien poder establecer relaciones con historiadores del arte para que puedan comisariar exposiciones”, así como seguir ahondando en la redes que dentro y fuera del País Vasco se están construyendo con salas y colectivos.
Por supuesto, en este año se han ido cimentando relaciones con la comunidad artística más cercana, encontrando una “respuesta bastante positiva”. En este sentido, Lekue reitera que la diversidad de las propuestas, tanto en las formas como en los fondos, que recibe es el aspecto que le parece más destacable. “Desde el principio hemos querido que éste sea un lugar para la fusión de ideas y disciplinas” y en ello “tenemos que seguir incidiendo”.
Todo ello para aportar como lo están haciendo otros espacios en la capital alavesa, desde el convencimiento de que “nunca es demasiado lo que hacemos, tenemos que hacer todavía más; hay que pelear más por mostrar la importancia que tiene la cultura en la sociedad” y por ello “ojalá aparezcan más proyectos como el nuestro o como otros” en una ciudad en la que la creadora detecta un “un alejamiento con respecto a lo cultural. Es un fallo que nos viene desde la educación. Sucede igual con el tema de género. En la educación, la cultura es de lo menos importante. Y creo que eso influye en el interés que la gente tiene después”. Aun así, “aquí hay muchas personas implicadas en lo creativo; tal vez, entre todos, deberíamos poder hacer un trabajo conjunto de difusión de los beneficios que tiene la cultura”.
A ese objetivo, ARTgia quiere seguir sumando, para empezar, desde su agenda. Este primer curso se cierra con una docena de muestras y más de 40 actividades. “Lo mejor es que cada vez viene más gente que no conocemos. Estamos generando públicos nuevos y eso es muy gratificante”.